lunes, 17 de octubre de 2016

Agosto de 1.999. "El espiral de la Violencia y el Vértigo solo llevan a la Tragedia"

Este artículo lo escribí en los tumultuosos días de 1.999 en Corrientes. Quiso ser un llamada a la cordura cuando los correntinos se enfrentaban entre sí acusándose mutuamente, en un espiral que iba creciendo en violencia y desencuentros, separando familias, amistades, y afectos. La historia es por todos conocida y de cómo se prolongó esa agonía, y creo que aún hoy perdura en algunos aspectos. Sin dudas que se perdió una oportunidad histórica para la provincia en esos tiempos, debido a errores de todos. Me refugié en mi provincia natal tratando de entender la furia desatada, pero fue inútil. O yo estaba en otro plano, o Corrientes había dejado de ser la que conocí. Quizás, llevada por el sino de históricos desencuentros, volvía a repetir su historia. Un poco denso, pero hay que entender el texto en medio de esa vertiginosa experiencia, tratando de encontrar un poco de paz para todos. 
Este artículo fue rechazado y ningún medio quiso publicarlo. Aún no sé porqué. Aunque creo que debe ser porque estaban distraídos en una pelea fraticida. 

"El espiral de la Violencia y el Vértigo solo llevan a la Tragedia"

         Los hombres, simples mortales del tiempo, solo alcanzan a ver claramente las cosas y el mundo que los rodea a partir de que comienzan a situarse en la dimensión real de sus propios límites, cuya finitud los aterra y desespera, buscando violentamente rebelarse ante esta realidad absoluta.

         Pero para quienes pueden ver más allá, saben que el único escape a esa finitud es la tragedia, que como una catarsis libera al pueblo de los dolores de una existencia que lanzada en su propio vértigo, casi por inercia choca trágicamente con la realidad.

         Creo que es esa la situación histórica que estamos padeciendo. Los hechos que están aconteciendo dentro de un peligroso espiral violento que es atizado por todos, como si fuera indetenible, sacado violentamente de los corazones como por una mano que impulsa a la autodestrucción, es nada mas que parte de esa realidad de la vida humana. Podrán esgrimirse mil razones de uno u otro : situaciones injustas, corrupción, falta de credibilidad, ofensas, culpas de hoy y de antes, pero en el fondo de todo subyace el determinismo de salvarse cada uno como pueda, pero en montón.

         Y ojo, que digo en montón, y no todos juntos.

En montón significa, salvémonos pero salvando cada uno lo suyo, peleando cada uno por lo suyo, por los intereses particulares de cada uno, llámense sueldos, acreencias, privilegios,‘lo que llamamos vulgarmente  la quintita, que por ser legítima, nunca será motivo suficiente, porque en la escala de valores de superación autentica, es un valor inferior ante lo que significa el otro concepto de Todos Juntos, porque el medio para hacerlo son los métodos de la violencia, donde ante mis intereses particulares se enfrentan los intereses de los otros que está en contra mía, por lo que los tengo que destruir.

         Cuando el Montón significa salvémonos, porque me salvo yo, estamos ante el mas profundo egoísmo que subyace en nuestro inconsciente humano.

En cambio cuando hablamos de Todos Juntos, abrimos la puerta a un valor superior cual es la Solidaridad.
        
         La Solidaridad nunca utiliza la violencia ni la inquietud de ánimos para imponer derechos o exigir obligaciones. Al contrario, es la fuerza que sale de corazones solidarios y pacíficos por sobre todas las cosas, que vislumbran que la defensa de los valores por los que se lucha, no es la del hombre contra el hombre, sino la del hombre a favor del hombre, del prójimo, del otro, para su felicidad, respetándola en su absoluta libertad dada por Dios.

         La Solidaridad es nada mas ni nada menos hacerme como el otro, para que con el otro sea uno, compartiendo su dolor y buscando Juntos el mejor camino que nos llene de paz y alegría, pero no la utópica de querer la violencia para que al final de la lucha la consiga, sino al de hacerla todos los días viviéndola  a cada instante intensamente. Al decir de San Ignacio de Loyola, (no el mucho saber harta y satisface el alma, sino el vivir las cosas internamente).

Solidaridad cuyo fruto permanente, cuyo Mana eterno es la Paz de los corazones.

         Solidaridad que, en estos días está ausente en muchos corazones desde el mismo momento en que  los odios de antaño han salido a relucir  con tal fuerza que han quitado la paz de los ánimos, y colocado solo intranquilidad, intranquilidad que nunca permitirá ver mas allá, como pide el Principito al decir que lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve correctamente con el corazón.

         El primer fruto de la violencia interna es la desesperanza, el desasosiego, la tristeza y la sensación de que el fin se acerca

Pero, viendo más allá: ¿es esto realmente cierto?

         Hace poco escuché a un pastor de la Iglesia Católica, no importa quién, decir que estaba eufórico. Un término que significa buena fuerza en su raíz etimológica. Pero lo que se siguió de sus actos solo fueron palabras de desesperanza, desasosiego e inquietud, prometiendo una paz que nunca llegara y una actitud contra las conciencias de los demás, sin respeto por lo que el otro piensa o cree.

 No será que estaba en vez de eufórico, exhaltado, es decir, fuera de sí, ¿sin paz  en el corazón?.

         Si los hombres consagrados a Dios, espiritualmente transmiten ese delicado mensaje, solo siembran, como quien siembra vientos, las semillas de las tempestades.

         También he oído que muchos actores de esta gran novela humana, dicen defender sus actitudes escondiéndose de quienes los atacan, o convocan a todos a tener memoria.

         Mirar al pasado que ya no se puede cambiar no cambia para nada la historia, si no proponen salidas esperanzadoras hacia el futuro. Solo acrecienta el pase de facturas, es decir si te di, hoy me debes ese favor, en el más acendrado materialismo egoísta que pueda el ser humano utilizar para restringir la libertad de conciencia de los demás.

         Cuando en las escalas de Valores , aparece el fruto creativo de la solidaridad, puestos en un mismo plano con los demás hombres que comparten mi tiempo y mi existencia, podremos generar actitudes novedosas en los demás, por que el Amor contagia, no genera enfrentamientos, y trae mas Paz a quien la siembra.

         Solidarizarse con el otro significa no empujarlo al abismo, no querer hacer lo que el otro no quiere que haga por el, sino ponerse a su disposición en una franca actitud de colaboración en su adversidad, para hacer todos los días el trabajo creativo que da frutos de alegría inmediata, sin esperar a un ilusorio momento  que nunca llegara.


         Es el vivir el día de hoy, que es lo único que tengo en mis manos, para ser mas feliz que nunca, en medio de todos los avatares, aun en el de las mas grandes adversidades.

         Es abocarme a lo que es mi responsabilidad concreta en ese conjunto solidario que es la Humanidad, y que esta ansiosa de ejemplos de Virtud y modelos de hombres de bien.


         La Madre Teresa de Calcuta solo supo vivir intensamente el cariño por los que mas sufren sin esperar realizar cosas extraordinarias, ni presionar gobiernos o corazones cerrados. Simplemente hizo lo que tenia que hacer ocuparse concretamente del moribundo, del anciano del inválido, del niño hambriento, de la mujer abandonada, del sidótico extenuado o del drogadicto aterrado. No precisó de marchas, gritos, expresiones condenatorias o adulaciones para hacer lo que hizo, solo lo hizo. Y murió en la paz de una santa como vivió toda su vida.

Fredy Miranda
Corrientes, Agosto de 1.999

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