Este artículo lo escribí en los tumultuosos días de 1.999 en Corrientes. Quiso ser un llamada a la cordura cuando los correntinos se enfrentaban entre sí acusándose mutuamente, en un espiral que iba creciendo en violencia y desencuentros, separando familias, amistades, y afectos. La historia es por todos conocida y de cómo se prolongó esa agonía, y creo que aún hoy perdura en algunos aspectos. Sin dudas que se perdió una oportunidad histórica para la provincia en esos tiempos, debido a errores de todos. Me refugié en mi provincia natal tratando de entender la furia desatada, pero fue inútil. O yo estaba en otro plano, o Corrientes había dejado de ser la que conocí. Quizás, llevada por el sino de históricos desencuentros, volvía a repetir su historia. Un poco denso, pero hay que entender el texto en medio de esa vertiginosa experiencia, tratando de encontrar un poco de paz para todos.
Este artículo fue rechazado y ningún medio quiso publicarlo. Aún no sé porqué. Aunque creo que debe ser porque estaban distraídos en una pelea fraticida.
"El espiral de la Violencia y el Vértigo solo llevan a la Tragedia"
Los hombres, simples mortales del
tiempo, solo alcanzan a ver claramente las cosas y el mundo que los rodea a
partir de que comienzan a situarse en la dimensión real de sus propios límites,
cuya finitud los aterra y desespera, buscando violentamente rebelarse ante esta
realidad absoluta.
Pero para quienes pueden ver más allá, saben
que el único escape a esa finitud es la tragedia, que como una catarsis libera
al pueblo de los dolores de una existencia que lanzada en su propio vértigo,
casi por inercia choca trágicamente con la realidad.
Creo que es esa la situación histórica
que estamos padeciendo. Los hechos que están aconteciendo dentro de un
peligroso espiral violento que es atizado por todos, como si fuera indetenible,
sacado violentamente de los corazones como por una mano que impulsa a la
autodestrucción, es nada mas que parte de esa realidad de la vida humana.
Podrán esgrimirse mil razones de uno u otro : situaciones injustas, corrupción,
falta de credibilidad, ofensas, culpas de hoy y de antes, pero en el fondo de
todo subyace el determinismo de salvarse cada uno como pueda, pero en montón.
Y ojo, que digo en montón, y no todos
juntos.
En montón significa, salvémonos pero salvando cada uno lo suyo, peleando
cada uno por lo suyo, por los intereses particulares de cada uno, llámense
sueldos, acreencias, privilegios,‘lo que llamamos vulgarmente la quintita, que por ser legítima, nunca será
motivo suficiente, porque en la escala de valores de superación autentica, es
un valor inferior ante lo que significa el otro concepto de Todos Juntos,
porque el medio para hacerlo son los métodos de la violencia, donde ante mis
intereses particulares se enfrentan los intereses de los otros que está en
contra mía, por lo que los tengo que destruir.
Cuando el Montón significa salvémonos,
porque me salvo yo, estamos ante el mas profundo egoísmo que subyace en nuestro
inconsciente humano.
En cambio cuando hablamos de Todos Juntos, abrimos la puerta a un valor
superior cual es la Solidaridad.
La Solidaridad nunca utiliza la
violencia ni la inquietud de ánimos para imponer derechos o exigir
obligaciones. Al contrario, es la fuerza que sale de corazones solidarios y
pacíficos por sobre todas las cosas, que vislumbran que la defensa de los
valores por los que se lucha, no es la del hombre contra el hombre, sino la del
hombre a favor del hombre, del prójimo, del otro, para su felicidad,
respetándola en su absoluta libertad dada por Dios.
La Solidaridad es nada mas ni nada
menos hacerme como el otro, para que con el otro sea uno, compartiendo su dolor
y buscando Juntos el mejor camino que nos llene de paz y alegría, pero no la
utópica de querer la violencia para que al final de la lucha la consiga, sino
al de hacerla todos los días viviéndola
a cada instante intensamente. Al decir de San Ignacio de Loyola, (no el mucho saber harta y satisface el alma,
sino el vivir las cosas internamente).
Solidaridad cuyo fruto permanente, cuyo Mana eterno es la Paz de los
corazones.
Solidaridad que, en estos días está
ausente en muchos corazones desde el mismo momento en que los odios de antaño han salido a relucir con tal fuerza que han quitado la paz de los
ánimos, y colocado solo intranquilidad, intranquilidad que nunca permitirá ver
mas allá, como pide el Principito al decir que lo esencial es invisible a los
ojos, solo se ve correctamente con el corazón.
El primer fruto de la violencia interna
es la desesperanza, el desasosiego, la tristeza y la sensación de que el fin se
acerca
Pero, viendo más allá: ¿es esto realmente cierto?
Hace poco escuché a un pastor de la Iglesia
Católica, no importa quién, decir que estaba eufórico. Un término que significa
buena fuerza en su raíz etimológica. Pero lo que se siguió de sus actos solo
fueron palabras de desesperanza, desasosiego e inquietud, prometiendo una paz
que nunca llegara y una actitud contra las conciencias de los demás, sin
respeto por lo que el otro piensa o cree.
No será que estaba en vez de
eufórico, exhaltado, es decir, fuera de sí, ¿sin paz en el corazón?.
Si los hombres consagrados a Dios,
espiritualmente transmiten ese delicado mensaje, solo siembran, como quien
siembra vientos, las semillas de las tempestades.
También he oído que muchos actores de
esta gran novela humana, dicen defender sus actitudes escondiéndose de quienes
los atacan, o convocan a todos a tener memoria.
Mirar al pasado que ya no se puede
cambiar no cambia para nada la historia, si no proponen salidas esperanzadoras
hacia el futuro. Solo acrecienta el pase de facturas, es decir si te di, hoy me
debes ese favor, en el más acendrado materialismo egoísta que pueda el ser
humano utilizar para restringir la libertad de conciencia de los demás.
Cuando en las escalas de Valores ,
aparece el fruto creativo de la solidaridad, puestos en un mismo plano con los
demás hombres que comparten mi tiempo y mi existencia, podremos generar
actitudes novedosas en los demás, por que el Amor contagia, no genera
enfrentamientos, y trae mas Paz a quien la siembra.
Solidarizarse con el otro significa no
empujarlo al abismo, no querer hacer lo que el otro no quiere que haga por el,
sino ponerse a su disposición en una franca actitud de colaboración en su
adversidad, para hacer todos los días el trabajo creativo que da frutos de
alegría inmediata, sin esperar a un ilusorio momento que nunca llegara.
Es el vivir el día de hoy, que es lo
único que tengo en mis manos, para ser mas feliz que nunca, en medio de todos
los avatares, aun en el de las mas grandes adversidades.
Es abocarme a lo que es mi
responsabilidad concreta en ese conjunto solidario que es la Humanidad, y que
esta ansiosa de ejemplos de Virtud y modelos de hombres de bien.
La Madre Teresa de Calcuta solo supo
vivir intensamente el cariño por los que mas sufren sin esperar realizar cosas
extraordinarias, ni presionar gobiernos o corazones cerrados. Simplemente hizo
lo que tenia que hacer ocuparse concretamente del moribundo, del anciano del inválido,
del niño hambriento, de la mujer abandonada, del sidótico extenuado o del
drogadicto aterrado. No precisó de marchas, gritos, expresiones condenatorias o
adulaciones para hacer lo que hizo, solo lo hizo. Y murió en la paz de una
santa como vivió toda su vida.
Fredy Miranda
Corrientes, Agosto de 1.999
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