lunes, 24 de octubre de 2016

Goya: La pobreza como factor de desarrollo (2002)

(Este artículo fue publicado en Noviembre de 2002. Fue un pantallazo de mi vivencia en Goya durante casi dos años. Valore el lector si algo ha variado). 





Goya es una ciudad que se ha caracterizado históricamente por brindarse a la Provincia como un pueblo autosuficiente, distante de las vicisitudes del resto del territorio, y lo que es más, con propia personalidad cultural distinta de la Capital, su archi-rival urbano.

Pero esta imagen que generaciones de goyanos trataron de transmitir y de auto imponerse como una forma diferenciadora del resto, hoy, en un mundo globalizado, envuelto en una crisis sin precedentes en todos los ámbitos: internacional, nacional, provincial y local, hace resaltar con mas fuerza de que Goya es una ciudad mas de tantas otras que, sumergidas en la pobreza de su población, solo tiene para ofrecer alguna que otra ventaja comparativa, frente a sus pujantes vecinas, tales como la otrora pequeña Santa Lucia, la turística Esquina o la industrial Bella Vista.

Con alguna que otra empresa industrial mas allá de la emblemática y cincuentenaria Massalin, su población aparece hoy sumida en un alto porcentaje de desocupación, un alto índice de indigencia y NBI, casos alarmantes de desnutrición y mortalidad infantil, y una cada vez más creciente población analfabeta o con pocas posibilidades de tener acceso a los beneficios de la educación y la salud, ya no del trabajo que aparece como una quimera.

En ese nivel de proyección de la pobreza estructural de gran parte de su potencial humano económicamente activo, aparece un segmento social que dilapida los recursos, ostenta los bienes, se pavonea con los apellidos, y conserva privilegios que ya están en el olvido.

Esa actitud, que reitero, se da en todas partes, aparece como una forma de querer mantener una imagen diferente a la del resto de sus hermanas de la provincia, convirtiendo al Goyano en un ser que quiere ser distinto, pero no lo es en absoluto, salvo por querer conservar algo que ya no tiene: el garbo.

Se impone entonces una autocrítica que parte de una inserción de Goya al mundo y del mundo en Goya, la que se debe dar a través de los canales que hoy propone el mundo, y de las ofertas que la ciudad puede dar y con las cuales atraer capitales, visitantes y desarrollo.

Claro, que hoy por hoy, la pobreza como factor de estancamiento, hay que convertirla en  factor de desarrollo, y la única manera de lograrlo es insertar a los sectores mas desprotegidos en la participación activa en proyectos de desarrollo comunitario y aceptarlos como potenciadores de emprendimientos que atraigan a los de afuera.

Los sectores intermedios de pleno desarrollo en la comunidad, tienen un lugar de preponderancia, porque generan lideres, los ponen a la consideración  publica, los interrelacionan con sus pares y si están orientados con mentalidad expansionista, pueden atraer bondades hasta hoy negadas debido a un absurdo chauvinismo de que Goya no necesita de nadie para salir a flote, cuando en realidad nos estamos hundiendo con cualquier lluvia o inundación.

Hoy mas que nunca Goya es una ciudad que precisa de todo, empezando por una apertura de su mercado interno, cerrado a las fronteras de la provincia mas que por una protección de sí misma, que origino que sea una ciudad donde conseguir diversidad de productos sea un imposible, y pocos monopolicen los que deben entrar en la misma.

No se trata tanto de cerrarse para que no se entre, sino de abrirse para  salir con lo que se tiene. De esta manera, Goya debe venderse, y en vez de un absurdo “Compre Goyano”, hablemos de un “Vende Goyano”, a precios competitivos, y con una dinámica que permita sacar todo lo que se pueda producir a un mercado regional ávido de productos locales.

Solamente aquellos que salgan podrán visualizar que afuera hay un mundo, que es igual a este, y que no hay que temerle, porque la identidad de un pueblo no se fabrica  a través de un simple nombre o gentilicio, sino de una marca que se pueda vender, cuanto mas competitivamente, mejor.

FREDY MIRANDA
Periodista

Noviembre 2.002

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